lunes, 17 de noviembre de 2008

y que todos recuerden quién fue

"...lluvia de canciones
durmiendo a la intemperie
ajenas a la fiebre de la noche del viernes.

Nadie las recoge, bajo la tormenta

el último Noviembre de los años noventa"


(Tarde de perros.- Quique González)



Son ya nueve años sin él y a veces aún parece mentira. Aquella tarde de otoño tuvo que caer tan llena de melancolía y de tristeza como algunas de sus canciones. A la mañana siguiente se ponía a la venta el segundo recopilatorio de grandes éxitos de Los Secretos. Pero la noche de aquel 17 de Noviembre del 99, Enrique Urquijo era encontrado muerto en un portal, víctima de una sobredosis de heroína. Abandonado en una calle solitaria de aquel Madrid que tantas veces puso en pie desde esos escenarios que tanto le incomodaban a veces por su timidez. Se marchó para siempre, tal vez caminando por esa misma calle del olvido que una vez cantaba. Probablemente haya sido uno de los escritores de canciones más grandes que haya dado este país.

Tantas veces tomando como punto de partida la melancolía, la tristeza o la soledad para crear estremecedoras obras maestras de belleza desgarradora y rota... Tanto como su voz. Como los corazones y almas de tantas de sus canciones. En sus letras supo plasmar mejor que nadie el dolor de las heridas que no llegan a sangrar, el reflejo de una mirada melancólica frente a los propios ojos en el espejo, la tristeza real, cruda y vacía de cualquier edulcorante. Incluso hasta el punto de llegar a describir su última derrota para cantarla a su hija -esa partida que aún le quedaba por jugar con su amiga mala suerte- antes de que se produjera...

El hueco dejado es tan grande que quizá sólo puede rellenarlo en parte su propio recuerdo. Aunue sea sólo a través, cómo no, de sus maravillosas canciones.




"Estoy metido en un lío y no sé como voy a salir,
me buscan unos amigos por algo que no cumplí.
Te juré que había cambiado y otra vez te mentí,
estoy como antes colgado y por eso vine a ti.

Agárrate fuerte a mí, María,
agárrate fuerte a mí,
que esta noche es la más fría
y no consigo dormir.

Agárrate fuerte a mí, María,
agárrate fuerte a mí,
que tengo miedo y no tengo donde ir

Mañana cuando despierte estaré lejos sin ti,
no creo que pase nada de otras peores salí.
Si acaso no vuelvo a verte, olvida que te hice sufrir,
no quiero, si desaparezco, que nadie recuerde quién fui.

Agárrate fuerte a mí, María
agárrate fuerte a mí
que esta noche es la más fría
y no consigo dormir

Agárrate fuerte a mí, María,
agárrate fuerte a mí,
que tengo miedo y no tengo donde ir.

Agárrate fuerte a mí, María,
y no llores más por mí.
Volveré a por ti algún día
y escaparemos de aquí.

Agárrate fuerte a mí, María,
agárrate fuerte a mí,
que tengo miedo y no tengo donde ir"

(Agárrate a mí, María.- Enrique Urquijo)