martes, 21 de junio de 2011

Música


(Elisa)




Llevo diez minutos pensando la primera línea con la que empezar a escribir y de repente me descubro tarareando sin querer una melodía de piano que trato de reproducir a base de silbidos. Como siempre, supongo que las metáforas de cualquier tipo lo dicen todo mucho mejor que las palabras. En el fondo, y hablando de música, tal vez se trata sencillamente de eso: de no saber explicarlo pero -de alguna manera- entenderlo a la perfección.

En estos tiempos que corren a toda velocidad, la música -el arte en general- es cada vez más víctima de la inmediatez, de un mercantilismo salvaje que trata de poner cada vez más un precio y unos plazos a aquello cuyo valor es incuantificable y cuya esencia es -en definitiva- la atemporalidad. Proliferan, cada día más, los artistuchos de usar y tirar, los recopilatorios de grupos con apenas dos discos a sus espaldas, los cantantes salidos de series, las películas hechas a partir de videojuegos, los libros que son poco más que un guión para una película, la estupidez indisimulada de hacer pasar por arte la vil mercancia en que han convertido todo. Y en esa vorágine, es tan fácil perder de vista el horizonte que se acaba simplemente buscando llegar al mayor número de gente posible a través de algo o de alguien sin tener realmente nada que decir. O aún peor: haciéndonos creer que quieren decirnos algo importante cuando ni siquiera saben -porque ni siquiera saben- de la importancia que tiene aquello que tratan de vendernos.

Ante ese panorama, internet brinda unas benditas (o para algunos malditas) posibilidades que nos permiten huir de la música prefabricada, de las radiofórmulas, del éxito masivo e indiscriminado de "crepúsculos y triunfitos". Hace ya algunos días descubrí en el Territorios a un tipo maravilloso llamado Neil Hannon, alma y voz de The divine comedy, a quien apenas había escuchado y que a solas con un piano o con la guitarra acústica era capaz de llenar el escenario de música -de alma- como nadie más lo hizo en todo el festival. Y apenas hay constancia de ello en las radios, o en su repercusión incluso en los medios especializados. Como tampoco la hay de una chica italiana de voz maravillosa llamada Elisa que me encanta y de la que el destino me permitió comprar en su momento un disco con un maravilloso concierto suyo a costa de perderme otro de Quique por un (in)oportuno viaje. Ambos tienen canciones que justifican por sí solas haber grabado un disco, y tienen ese aire inclafisicable y distintivo que permite separar el grano de la paja sin apenas esfuerzo ni enrevesadas explicaciones. Canciones que no es necesario explicarnos, porque tan sólo escuchándolas uno sabe -de alguna manera- que son diferentes. Que dicen algo porque pretenden decirlo, porque transmiten algo, y no sólo persiguen una cuota de alcance, una cifra de ventas o llenar un estadio. Aunque irónicamente en sus respectivos países incluso consigan hacerlo. Aunque en este absurdo país nuestro los ignoremos y nos perdamos entre miles de grupitos de inspiración pseudo-flamenca-rumbera, jovencitos rockeros que cantan para fans aún más (o menos) jovencitas y demás parafernalia estadounidense y británica salida de la manga de cualquier película o revista de moda que nos bombardea con ellos como a una masa aborregada a todas horas, incidiendo en unas cualidades tan superficiales que ni siquiera merecen la calificación de talento o de arte.

Por fortuna, aún queda un mundo maravilloso de música por descubrir fuera de los caminos marcados por el consumo o el mercantilismo.

A fin de cuentas, se trata no de vivir de la música sino de vivir la música.


Y en eso estamos, claro.


Tarareando aquello que sólo puede salir de dentro porque, de alguna forma, tiene la capacidad de entrar en nosotros :)


Feliz día de la música.




"No matter how I try,
I just can't get her out of my mind
And I when I sleep I visualize her

I saw her in the pub,
I met her later at the nightclub
A mutual friend introduced us
We talked about the noise
And how its hard to hear your own voice
Above the beat and the sub-bass
We talked and talked for hours..."

(Our mutual friend.- Neil Hannon)