Si hay algo de lo que me quedaron pocas dudas el viernes noche en la
sala Q es de que Love of lesbian desde luego saben bien cómo abrir un
concierto. El comienzo fue apoteósico, con
Allí dónde solíamos gritar,
para cogerte desde la primera canción y no soltarte ya durante una sola
de ellas hasta dos horas más tarde. Con la voz personalísima de Santi
Balmes en plena forma -e incluso a pesar de la acústica de la sala-,
comenzaron a sonar uno tras otro grandes himnos de la banda sin apenas
respiro -ni ganas de tenerlo- ante un publico entregado a la música y el
carisma de los "lesbianos".
Y es que a pesar de no haber
seguido con regularidad las andanzas de la banda, había escuchado/leído
grandes referencias de su directo y sin duda quedaron refrendadas en el
concierto. Incluso para alguien que no acierte -aún- a reconocer muchas
de sus canciones, Love of lesbian dieron un concierto relmente
fantástico, pleno de entrega, poderío, simpatía y, cómo no, grandes
canciones. Si al principio ya decía que saben muy bien cómo abrir un
concierto, también hay que apuntar que tienen los argumentos para
mantenerlo en todo lo alto casi toda la "función".Desde la fuerza
devastadora de la ya premonitoria
Allí donde solíamos gritar a grandes
hits de su repertorio como
1999,
Mi personulidad o
Noches reversibles, pasando por la suavidad y sutileza de una delicada
Domingo astromántico -en la ya casi se echa en falta la voz de Zahara de fondo- o las celebradísimas
Club de fans de John Boy (uno de los momentos álgidos de la noche) o
La niña imantada,
a quien el propio Santi ha debido conocer bastante bien para "robarle"
ese magnetismo que lo caracteriza sobre el escenario. Si ya de por sí
con su música debería bastarles, a ello Balmes le añade una constante
interacción con el público desde la naturalidad y el desparpajo que
potencian aún más su particular
show,
tan alejado de las típicas propuestas para radiofórmulas. Sin duda,
algo estarán haciendo bien estos tipos cuando -como ellos mismos dicen-
llenan salas para conciertos sin sonar apenas en las radios.
Y
lo que es más importante, no sólo llenan las salas sino que las hacen
vibrar, saltar, gritar e incluso reír, como en la parte final del
concierto con sus ocurrencias (erótico)festivas a ritmo de sus canciones
más gamberras, como tramo final de un repertorio calculado casi al
milímetro que, no obstante, no pierde por ello ni un sólo gramo de
frescura gracias al carisma de una banda con argumentos más que
suficientes para seguir atrayendo la atención de más y más gente a cada
disco.
Así que ya lo saben, si alguna vez tienen oportunidad de verlos no lo duden...
No creo que se arrepientan.
"Ya hace algunos siglos que he empezado a sospechar
que he caído sin quererlo en tu gravedad.
Es como si andara siempre en espiral,
cuando encuentro una salida, tú apareces.
Niña imantada y ahora yo he de admitirlo,
y ahora yo presiento que has vencido,
no hay manera humana de escapar.
Así que alégrate, lo has conseguido,
los días sin ti serán precipicios,
no hay manera humana de escapar.
Nadie, nunca, nadie, nadie excepto tú
puede enviarme hacia el espacio y devolverme hacia su cama.
Y en las horas más oscuras me harás levitar,
en descuidos crearemos universos.
Niña imantada y ahora yo he de admitirlo,
y ahora yo presiento que has vencido,
no hay manera humana de escapar.
Te voy a contar este misterio:
simple y eficaz, el roce de mis dedos
te ha magnetizado, y ahora tú,
y ahora tú ...
y ahora tú ...
y ahora tú ...
Así que alégrate, lo has conseguido,
los días sin ti serán precipicios,
no hay manera humana de escapar.
Así que alégrate, lo has conseguido,
los días sin ti serán precipicios,
no hay manera humana de escapar."
(La niña imantada.- Love of lesbian)
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